lunes, 3 de diciembre de 2007

El Kioskero Maldecido



Publicidad. Barrio Norte: set en una zapateria deshabitada que estabamos intentado
hacerla parecer habitada hacía más de cuatro horas. Yo, asistente de producción.
Se necesita una copia del permiso de BA Set ( los que saben del tema SABEN de que les estoy hablando).
Allá voy, entre el mar de autos intentando encontrar una fotocopiadora en el barrio de Recoleta. Nada por el momento: Joyerias (pensé que no quedaban de esas en esta ciudad, salvo por las de la calle Libertad) , zapaterías abiertas, casas de collares, de ropa. Nada que se le parezca a algo humilde y sencillo como un kiosko.
Preguntando, apareció una al lado de la embajada de España. Clarisima su función: vende panchos, tiene sillas, es cyber ,es locutorio, vende caramelos, chicles chupetines y claro, tambien tiene una fotocopiadora. Poco mas y no tienen cuchetas que alquilan por hora para domir mientras se espera en la embajada.
Hago la cola, todos querian una fotococpia de las dos primeras hojas de su D.N.I. Yo solo una hojita de permiso del BA set. Pero no viene al caso. A dos personas de que sea mi turno el bendito cartel: Fotocopias solo con monedas. Cada copia $0,25
¡¿25 centavos?!
Hola, mira, no tengo monedas la verdad, me sacarías igual?
Preguntale al chico de la caja, acá no cobro.
Hola, disculpame, podré sacar una fotocopia aunque no tengo monedas? es para mi trabajo.
Cuanto tenés?
Dos pesos.
Te doy el vuelto en artículos de kiosko.
Emm mira yo no tendrias problemas (mentira) pero que es para mi trabajo y no puedo llevar caramelos.
Bueno entonces no puedo.
Dale, por favor.
No.
Pero es que no hay otra fotocopiadora cerca!!
Si, aca a una cauadra
Bueno, sabes que ??? OJALA NUNCA TE FALTEN MONEDAS!!!!!!!!!!
La gente del kiosko me miró. Yo salí enojada y con un poco de verguenza que intentaba esconder.
Había maldecido a alguien. Quizás no fue la intención pero después pense: esta noche seguro estará en la parada del colectivo, tomando frío, esperando horas y le van a faltar $0,25 para subirse.
No me gustó en el momento. Pensé en la ley metafísica de "todo lo que haces o dices e vuelve multiplicado x 3".
No me sentí muy culpable. Creo que se lo merecía, y que la vida haría justicia por mano propia.