Hay algo que realmente me gusta comer, y eso es SUSHI.
Es careta, es snob, es palermiano o lo que quieran, pero lo que es por sobre todas estas cosas, es RICO. Exotico, delicioso, de un bocado una mezcla inigualable de sabores se apodera de tu paladar hasta que lo tragas. Despues queda un especie de vestigio que te hace sentir lleno y hasta un poco feliz.
Y asi seguis comiendo, aunque el que gana de todas las formitas es el New York Roll o Philadelphia. Queso Philadelphia, palta,alga y salmón, sésamo y arroz, es grande, pero a las chicas de bocas como la mia no nos intimida ni un poco.
Después están los de pescado crudo a lo bestia, los Niguiri creo que son, soy fana de su sabor pero no de su pelotudes de los nombres. Esos ultimamente puedo comerlos, los que vienen con el roll (como el de la foto) aunque el salmon solo me da ganas de vomitar. En serio, es VOMITIVO. Quizas algún día lo supere.
El Sábado estuve encerrada trabajando y con mis compañeras pedimos sushi para ser un poco mas felices. Hoy trabajé de nuevo y hubo sushi de almuerzo. Sobró y seguro mañana comemos sushi de nuevo. Algo extraño está sucediendo con esto a mi alrededor. O tanto leer Paul Auster me hace encontrar señales en todos lados.